“No sabemos, pero sabemos”
No sabemos lo que hay en el silencio de Judith Scott.
No sabemos que intenta decir cuando elabora una obra, ni siquiera sabemos si intenta decirnos algo.
Sabemos que tras años de aislamiento, en un momento dado, establece un vínculo (¿afectivo?) con una artista y comienza su propio proceso creativo.
Recordemos que Judith Scott paso casi 40 años, en un profundo silencio, deficientemente diagnosticada, sin establecer lazos de afectos profundos, salvo en su infancia.
No sabemos que intención tienen sus obras, pero sabemos que en el momento en el que los que la rodean reconocen su obra, ella se adorna.
No sabemos si se siente artista, no sabemos siquiera si entiende el término artista, sabemos que es en ese momento, en el momento que se siente reconocida, que se adorna.
No sería aventurado suponer que es a través del proceso creativo que ella siente, es consciente, de su capacidad de establecer vías de comunicación con los que la rodean.
Hay más no sabemos que sabemos, pero lo que sabemos nos hace suponer que el hecho de que la reconozcan a través de su obra, opera un cambio en ella, es posible, solo posible, que ella se reconozca a través del reconocimiento de los otros.
Es posible, solo posible que se adorne, además de para ella para los otros, esos que ahora la reconocen.
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